El General de Brigada de la Guardia Nacional Jesús Gabriel Torre Gutiérrez, Subjefe Administrativo y Logístico del Estado Mayor Conjunto de la Defensa Nacional y responsable del Centro de Operaciones del Plan DN-III-E en Hidalgo, relató en entrevista exclusiva con La Periodista cómo se enfrentaron las contingencias provocadas por las intensas lluvias, que dejaron incomunicadas a cientos de familias en esa entidad.
Según explicó el mando militar, las precipitaciones fueron atípicas y provocaron derrumbes y deslaves en carreteras, caminos rurales y puentes, lo que dejó severamente afectadas a 236 comunidades de la zona serrana.
"Derrumbes y deslaves en muchas de las carreteras y de los puentes que vienen aquí en esta entidad. Inicialmente la afectación se registró en 236 comunidades", señaló.
Desde el inicio de la emergencia, la prioridad fue atender a las familias que quedaron completamente aisladas. Sin embargo, las condiciones meteorológicas de los días 9, 10 y 11 de octubre impidieron cualquier operación aérea, lo que dificultó el envío inmediato de víveres y suministros.
Cuando el clima lo permitió, el 12 de octubre, se estableció un puente aéreo desde el Aeropuerto Nacional de Pachuca con dos aeronaves iniciales destinadas a las comunidades más urgidas. “La respuesta fue inmediata”, destacó Torre Gutiérrez.
A partir de ese momento, el operativo se amplió. Se sumaron helicópteros y aeronaves de la Fuerza Aérea Mexicana, la Guardia Nacional, el Gobierno de Hidalgo y unidades particulares. “Llegamos a tener hasta 23 aeronaves formando parte de este puente aéreo”, detalló el general.
Estas operaciones estuvieron coordinadas desde el Centro Coordinador de Operaciones, donde participan autoridades federales, estatales y dependencias como la Secretaría de Marina, que trabajan de manera conjunta para definir rutas, cargas humanitarias y prioridades diarias.
En este centro se diseñó también un plan de abastecimiento aéreo, que permitió entregar despensas a las familias afectadas, con provisiones para cuatro días. Cada paquete pesaba entre 10 y 12 kilogramos e incluía proteína y alimentos básicos para sostener a familias de cuatro integrantes.
Además del abastecimiento, se instalaron células de comunicación y primeros auxilios en cada comunidad. Estas células estaban integradas por personal de transmisiones y sanidad, quienes reportaban diagnósticos, necesidades médicas y urgencias para evacuar a habitantes en riesgo.
“Cuando había algún habitante que requería ser atendido médicamente, aprovechábamos el viaje para evacuar a esas personas”, explicó el general. Los pacientes eran recibidos en el aeropuerto y trasladados de inmediato a hospitales estatales para su atención.
De las 236 comunidades afectadas solo 80 permanecían incomunicadas, un avance significativo derivado del despliegue de maquinaria pesada y personal de distintas dependencias federales y estatales.
En total, operaban 306 unidades de maquinaria pesada en todo el estado, entre ellas 25 pertenecientes a la Defensa, coordinadas con la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes y autoridades estatales para abrir caminos y restablecer rutas federales, estatales y rurales.
Torre Gutiérrez destacó que desde el 12 de octubre, el puente aéreo estuvo activo todos los días, garantizando el abastecimiento periódico de alimentos y agua a cada comunidad hasta por cuatro días, según el censo elaborado por los equipos en campo.
El general reconoció el agradecimiento de la población ante la tragedia vivida. “Hemos recibido todo tipo de muestras, desde dibujos de los niños hasta pancartas que colocan en sus casas”, relató. “Es gratificante para nosotros; es el compromiso que tenemos con la ciudadanía”.
Finalmente, recordó que el Plan DN-III-C es una de las misiones generales del Ejército, Fuerza Aérea y Guardia Nacional. “Seguiremos trabajando hasta que las condiciones se normalicen”, aseguró.