Canadá y Trump: una tregua arancelaria con reloj en cuenta regresiva

Foto: Justin Trudea Primer ministro de Canadá - YouTube


Ciudad de México, México.- Redacción.- La guerra comercial entre Estados Unidos y Canadá se encuentra en un punto de suspensión, pero la incertidumbre sigue flotando en el aire. Este jueves, el ministro de Finanzas canadiense, Dominic LeBlanc, anunció la posposición de una segunda ola de aranceles contra productos estadounidenses por un valor de 125.000 millones de dólares canadienses. Esta decisión responde a la firma de una orden ejecutiva por parte del presidente Donald Trump, quien optó por aplazar los gravámenes a las exportaciones canadienses bajo el acuerdo comercial de América del Norte. Pero la historia está lejos de terminar.

Tregua, no paz: Ontario y Columbia Británica responden

La medida de Trump ha sido recibida con escepticismo en el norte. Doug Ford, primer ministro de Ontario, dejó claro que su provincia no bajará la guardia: a partir del lunes, aplicará un incremento del 25% en la tarifa de electricidad que abastece a 1,5 millones de estadounidenses en Minnesota, Nueva York y Michigan. "Mientras continúe la amenaza de aranceles, nuestra posición seguirá siendo la misma", afirmó Ford.

Por su parte, el primer ministro de Columbia Británica, David Eby, anunció que su gobierno presentará en los próximos días una propuesta para imponer aranceles a los camiones comerciales estadounidenses que atraviesen su territorio rumbo a Alaska. En sus palabras: "Vamos a asegurarnos de que los estadounidenses entiendan lo molestos que estamos".

Trump, T-MEC y la amenaza latente

La estrategia de Washington ha sido errática. El mismo día en que se hicieron efectivos los aranceles contra sus principales socios comerciales, Trump decidió otorgar una exención de un mes a los fabricantes de automóviles estadounidenses tras una conversación con los líderes de Ford, General Motors y Stellantis. Sin embargo, no todos se salvaron. Aproximadamente el 62% de las importaciones canadienses seguirán sujetas a gravámenes por no cumplir con las reglas del T-MEC, y el potasio y los productos energéticos enfrentarán un arancel del 10%.

El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, anticipó que la relación comercial con Estados Unidos seguirá siendo inestable. Su reciente conversación con Trump fue, según él, "colorida pero constructiva". Sin embargo, sus declaraciones revelan que no espera una solución definitiva en el corto plazo.

La realidad: una interdependencia imposible de ignorar

A pesar de las declaraciones de Trump sobre que "Estados Unidos no necesita de Canadá", los números cuentan otra historia. Casi una cuarta parte del petróleo que consume diariamente EE.UU. proviene de su vecino del norte, y el 85% de las importaciones de electricidad estadounidense también llegan desde allí. Además, Canadá es el principal proveedor de acero, aluminio y uranio para la industria estadounidense, y tiene en su territorio 34 minerales críticos para la seguridad nacional según el Pentágono.

El comercio bilateral no es un juego de suma cero. Con 3.600 millones de dólares canadienses en bienes y servicios cruzando la frontera cada día y con Canadá como el principal socio comercial de 36 estados, el impacto de una guerra comercial extendida sería devastador para ambos países.

Conclusión: el tiempo corre

La pausa de los aranceles es, en realidad, un reloj en cuenta regresiva. Con un mes por delante, la pregunta clave es si esta tregua se transformará en una solución duradera o si estamos ante la calma que precede a una tormenta económica. Mientras tanto, los gobiernos de Ontario y Columbia Británica ya han dejado claro que no están dispuestos a jugar con la incertidumbre de Trump.

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