Pepe Mujica, Símbolo Latinoamericano, Delicado de Salud: Orsi

Foto: Pepe Mujica, ex presidente y Lucía Topolansky, exvicepresidenta de Uruguay /Especial



Uruguay, Montevideo.- Redacción.- El expresidente José “Pepe” Mujica, de 89 años, atraviesa la fase terminal de un cáncer de esófago, según confirmó su esposa, la exvicepresidenta Lucía Topolansky. 

Diagnosticado en abril de 2024, el tumor se extendió al hígado, complicando su estado de salud debido a una enfermedad inmunológica previa que limita opciones como quimioterapia o cirugía. Actualmente, Mujica recibe cuidados paliativos en su chacra en Rincón del Cerro, Montevideo, para aliviar el dolor y transitar esta etapa con la mayor comodidad posible.

Mujica, quien gobernó Uruguay entre 2010 y 2015, es reconocido mundialmente por su estilo de vida austero y su legado como líder del Movimiento de Participación Popular (MPP) y exguerrillero del MLN-Tupamaros. En enero de 2025, anunció que no continuaría con tratamientos invasivos, aceptando el avance de la enfermedad con serenidad: “Me estoy muriendo. Hasta acá llegué”, expresó en un mensaje que conmovió a la región. 


Su decisión refleja su filosofía de vida, marcada por la sencillez y la aceptación del ciclo natural.

Lucía Topolansky, compañera de vida y lucha de Mujica, ha destacado que el expresidente permanece en un estado de “meseta”, término que refleja la estabilización temporal de su condición, aunque irreversible. La pareja, referente del progresismo latinoamericano, ha recibido muestras de cariño desde Uruguay y el mundo. Figuras políticas y ciudadanos han resaltado el impacto de Mujica, no solo por su gestión, sino por su coherencia ética y su discurso humanista.

El cáncer de esófago, agravado por metástasis hepática, ha limitado la movilidad de Mujica, quien no pudo votar en las recientes elecciones uruguayas debido a su delicado estado. A pesar de ello, su entorno asegura que mantiene el ánimo y la lucidez que lo caracterizan, enfrentando esta etapa en el entorno rural que siempre prefirió. Los cuidados paliativos, enfocados en la calidad de vida, son ahora la prioridad para el exmandatario.


El legado de Mujica trasciende fronteras. Su presidencia se destacó por políticas sociales progresistas, como la legalización de la marihuana y el matrimonio igualitario, además de su rechazo a los lujos del poder. En México, donde su figura es admirada en círculos de izquierda, su situación ha generado reflexiones sobre la mortalidad y el impacto de líderes que priorizan valores humanos. 

Mientras Uruguay y América Latina se preparan para despedir a uno de sus íconos, Mujica deja un mensaje de resiliencia: “La vida es hermosa, se gasta y se va”. Su historia invita a reflexionar sobre el poder de la coherencia y la humildad en la política, valores que resonarán en generaciones futuras. Este capítulo final no opaca su luz, sino que reafirma su lugar como un símbolo de lucha y esperanza.


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