Temamatla, Estado de México.- Stephanie Palacios.
Los “Murciélagos”, el Cuerpo de Fuerzas Especiales del Ejército Mexicano. Nacido en la década de los noventa como el Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales (GAFE), este grupo ha evolucionado hasta consolidarse como un pilar de la seguridad nacional bajo la secretaría de la Defensa Nacional, preparado para enfrentar amenazas que van desde el crimen organizado hasta escenarios potenciales de terrorismo.
Aunque México no ha declarado a las organizaciones criminales como grupos terroristas, las Fuerzas Armadas mantienen una preparación constante ante cualquier amenaza al territorio nacional. Esa es la misión que guía al Centro de Adiestramiento de Temamatla, donde los aspirantes a formar parte de los Murciélagos son sometidos a pruebas extremas de resistencia física, fortaleza mental y equilibrio psicológico, indispensables para operar en situaciones de máximo riesgo.
El Capitán Primero Rill, titular de las Fuerzas Especiales y responsable del curso de Operaciones Contraterroristas, explica que el entrenamiento incluye tácticas de combate urbano, medicina táctica, radiocomunicación y manejo de explosivos. “Nos preparamos para poder auxiliar a la población mexicana en escenarios como secuestros o tomas de rehenes; el objetivo es estar listos para intervenir con precisión y eficacia”, detalló.
La preparación no se limita al ámbito nacional. Este curso especializado, con reconocimiento internacional, abre sus puertas a efectivos extranjeros para fortalecer la cooperación y compartir doctrinas de seguridad. En esta generación participan nueve mexicanos y cuatro militares provenientes de Colombia, Nicaragua y Panamá. “Por lo regular trabajamos bajo la doctrina OTAN; al venir, ellos complementan su conocimiento con el nuestro”, añade el capitán.
Los Murciélagos, curtidos en operaciones emblemáticas como la captura de Joaquín “El Chapo” Guzmán, continúan siendo una fuerza silenciosa, pero decisiva, en la estrategia de seguridad nacional. Su disciplina, discreción y alto nivel de adiestramiento los mantienen como una de las unidades de élite más respetadas de América Latina, símbolo del compromiso del Ejército Mexicano con la defensa y protección de la población.